Capítulo dos

Deberíamos explicar que no siempre fué así.
No siempre nos quisimos y reimos juntas.
Durante los tres años de infantil, poco a poco se fueron entablando relaciones de amistad por grupos, pero no había un conjunto.
De pronto, el año pasado, a final de curso, salto la alarma: ¡Que se nos acaba la Casita!

Creo que en cierto modo, todas sentimos que podíamos perder algo que había empezado de forma muy tímida, pero que estaba ahí.

Como bien dice Yoli, Mj tuvo una gran idea (también hay que agardecerselo a los creadores del Whats App, jijiji).
A partir de aquí somos una, para lo bueno y para lo malo.
Si alguien dice: ¡AAAyyy que mala estoy!!!. Durante los siete dias siguientes hay bombardeo de preguntas e interés.

Y es ahí donde yo quería llegar. Al ¡¡¡INTERÉS!!!

Porque es de verdad, de la buena. Con el corazón es con lo que una cotorra pregunta: ¿cómo estás?, o dice ¡anímate!

Eso es lo que nos une, el cariño, el sentimiento de saber que siempre hay alguien que te escucha, que te entiende y que va a hacer lo que haga falta para animarte o ayudarte.

Así son las cotorras.

La mejor terapia, un café en la Marisol.